Alianzas en el territorio: el sector de salud pública y el trabajo comunitario
Desde la creación de Cultura Comunitaria en 2019, Semilleros Creativos y Convites Culturales han participado como parte de la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones (ENPA), un esfuerzo institucional que involucra al gobierno federal, estatal y municipal para apoyar en la prevención, reducción y no estigmatización del consumo de sustancias psicoactivas y al cuidado de la salud mental.
Aunque en ocasiones se trata de jornadas especiales en colaboración con profesionales de la salud de los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (Cecosamas) para acompañar, atender y orientar sobre problemáticas específicas a quienes asisten a Semilleros Creativos y Convites Culturales, hay lugares donde esta labor es continua gracias al interés y el esfuerzo del personal de salud comprometido con el trabajo comunitario. La historia de la psicóloga Araceli Miranda Muñoz, del programa de Salud Mental y Contra las Adicciones del Centro de Salud “Benito Juárez” de Acapulco de Juárez, Guerrero, y el Convite Cultural “Tiaku ndio´o / Los colores del colibrí” en el mismo municipio, es un ejemplo de esto.
En octubre de este año, durante una de las jornadas del Convite Cultural dedicada al circo, Araceli compartió información en el marco del Día Mundial de la Salud Mental y abrió la conversación sobre el cuidado y la importancia de esta.
Sensibilizar a las y los asistentes sobre el tema es algo que ella disfruta, pues pocas veces se puede trabajar con grupos de personas durante tanto tiempo. Su colaboración en estas actividades comenzó desde 2023 cuando en la primaria intercultural bilingüe Acamapichtli se llevó a cabo el Convite Cultural, en la colonia Alborada 19, en Acapulco de Juárez, Guerrero. Ahí comenzó una manera de trabajar distinta a la que estaba acostumbrada porque, aunque daba talleres a niñas, niños y jóvenes para hablar sobre asuntos específicos como el cuidado de la salud mental, la depresión o la prevención de la violencia, participar en las jornadas del Convite implicó relacionarse con la comunidad como lo haría cualquier agente cultural comunitario.
Hacer bolsas y pulseras artesanales, aprender a trabajar el papel picado, hablar sobre la Danza de los diablos o conocer sobre los pueblos originarios junto con las y los participantes del Convite forjó los lazos necesarios para que la comunidad pudiera confiar en ella. Pronto, los problemas colectivos y sociales como el racismo y el clasismo también pudieron abordarse desde una perspectiva emocional: el respeto, la tolerancia y el fortalecimiento de la autoestima sirvieron como otro tipo de herramientas para enfrentarlos. Araceli dialogó con las madres de familia dedicadas al hogar y subrayó las habilidades que adquirieron en el Convite al aprender a hacer artesanías, así, ellas pudieron reconocer en estas actividades una forma de obtener ingresos económicos.
Actualmente, quienes asisten al Convite son conscientes de que la salud mental no tiene que ver con la “enfermedad” ni con la “locura”, sino con el bienestar del ser humano. Este camino ha implicado largas conversaciones para vencer diversos prejuicios sobre el cuidado psicológico y emocional. Aunque la asistencia de Araceli tiene como objetivo dar apoyo profesional durante las jornadas, su entusiasmo y participación en estas crean un ambiente de confianza donde el grupo no se siente analizado o juzgado. Preguntar en cada sesión cómo están, conversar sobre lo que experimentaron en cada actividad, o expresar qué fue lo que más les gustó es parte de los ejercicios que realiza cotidianamente para abrir el diálogo. En ocasiones, hay dinámicas especiales: un día, por ejemplo, compartieron frente al grupo un dibujo donde pudieron expresar cómo se percibían.
Durante estos dos años, gracias a esta colaboración interinstitucional, se han llevado a cabo jornadas de limpieza dental o desparasitación para quienes asisten. También hubo la oportunidad de hablar sobre las afectaciones que provocó el huracán Otis. Principalmente, Araceli, como psicóloga, ha podido seguir problemas específicos que requieren mayor atención: madres jóvenes, niñas, niños, y adolescentes conversan con ella de manera privada y confidencial y cuentan con un seguimiento personalizado en el centro de salud. Ella recuerda, especialmente, a un joven que al principio tenía dificultades para integrarse con los demás y dudaba mucho de sí, con el tiempo, la conquista de su seguridad fue evidente.
La colaboración de Araceli con el Convite Cultural en Acapulco de Juárez, Guerrero, muestra lo relevante que puede ser contar con profesionales de la salud en las actividades culturales con enfoque comunitario y lo importante que son las alianzas interinstitucionales. Para ella lo más importante es brindar a las personas herramientas que les permitan vivir mejor, ya sea a través del centro de salud o del trabajo comunitario.