La trama invisible del amor por las palabras: Semillero Creativo de Literatura creativa y Mediación de lectura en Pachuca
Durante las Huellas comunitarias del Semillero Creativo de Literatura creativa y Mediación de lectura en Pachuca, Hidalgo, las y los integrantes, de entre 6 y 29 años, realizaron un intercambio de libros en el quiosco del Parque Hidalgo.
El propósito de estas jornadas fue regalar o realizar trueque de ejemplares entre las personas interesadas en la lectura. Una de las sugerencias para llevar a cabo este proyecto fue dejar a disposición materiales que ya hubieran sido leídos por otros participantes. De esta manera, quien tomara alguna obra, en realidad tendría entre sus manos una recomendación. Así, en la primera Huella comunitaria, Renata Danae, de 8 años, tomó al azar "Ahora somos dos" de Antonio Malpica y fue tal su entusiasmo que, para el segundo intercambio, decidió compartir la novela con alguien más.
Otra estrategia que niñas, niños y jóvenes llevaron a cabo fue la de envolver en papel los libros y escribir mensajes sobre su amor a la literatura. Un juego donde los transeúntes se llevaban obras sin siquiera haber visto las portadas. Las actividades fueron recibidas con entusiasmo por parte de los visitantes del Parque Hidalgo, quienes compartieron sus experiencias como lectores y expresaron su deseo de comenzar nuevas lecturas a partir de los libros recibidos como regalo. Gestos que invitaban a los demás a acercarse al universo de las historias tal como la niñez y las juventudes del Semillero lo habían hecho: desde la curiosidad y el goce. Pero, ¿cómo se cultiva el amor por la palabra en este espacio?
Al llegar a este Semillero en Pachuca, niñas, niños y jóvenes se encuentran con un pasaje de "Como una novela" escrito por Daniel Pennac. En este, el autor desarrolla un decálogo donde invita a relacionarnos con la lectura desde una posición de libertad. Abandonar un libro, hojearlo, saltarse páginas o reconocer que es aburrido son algunas de las acciones que propone para desmarcarse de una tradición donde leer es una tarea solemne. Es así como las y los integrantes del Semillero no sienten la obligación de terminar un texto si no les interesa; en cambio, transitan por libros, revistas, dibujos, cómics, etcétera, con el deseo de encontrar algún material que los interpele. Una lectura preferida por el grupo infantil, por ejemplo, es la historieta del "Manifiesto comunista". Otras son selecciones del acervo de Alas y Raíces y la colección de 21 para el 21 del Fondo de Cultura Económica. Jocelyn, integrante del Semillero, prefiere "El laberinto de la soledad" de Octavio Paz.
Entre los proyectos para encontrar hallazgos, las y los jóvenes también llevan a cabo un “libro viajero", ejercicio en el cual, durante una semana, leen en sus casas una obra que luego comentan en bitácoras. Entre las novelas que más han disfrutado de esta manera está "Punto de cruz" de Jazmina Barrera.
Otra forma de acercarse sin miedo a los libros es realizar lecturas colectivas en voz alta, con la consideración de que el Semillero es un espacio seguro donde cada quien lo hace de acuerdo a su edad y experiencia: así como hay pequeñas que apenas están aprendiendo a leer, hay niñas más grandes que lo hacen con soltura. En todo caso, el objetivo es trabajar la escucha activa y disfrutar de la sonoridad en los distintos tonos y timbres de voz.
En este Semillero, la literatura es vista de manera amplia: se encuentra también en la oralidad, en el bordado, en los relatos que surgen como respuestas a las interrogantes sobre el mundo; en el juego y el descubrimiento de los diversos significados de las palabras. Las y los integrantes se encuentran con ella por gusto y descubren en el camino que "hay tantas historias como personas".
Aunque de manera natural la niñez y las juventudes son contadoras de relatos y creadoras de figuras retóricas, el paso de la lectura a la escritura dentro del Semillero también ha involucrado una mediación. Niñas, niños y jóvenes utilizan el bordado y la mirada atenta sobre lo que piensan y los rodea, para imaginar sus propias ficciones o poesías. La práctica de bordar frases que reflexionan sobre la identidad o su entorno también ha fortalecido los lazos entre ellos y sus madres, quienes les apoyan en este proceso. Este ejercicio inevitablemente evoca la etimología de la palabra 'texto', que proviene del latín 'textus' y significa 'tejido' o 'enlace'.
Niñas, niños y jóvenes entrelazan labores tan diversas como las artes plásticas, escénicas y textiles para transmitir la potencia de encontrar un verso que sorprende; una novela con una trama significativa o una idea que nunca habían pensado, también para compartir sus propias creaciones. Finalmente, son conscientes de que, "cada persona que escribe, se alimenta de otros para escribir; hay toda una comunidad en las palabras", subraya la promotora del Semillero.
Estar en contacto con este universo ha permitido que la niñez y las juventudes se expresen, planteen preguntas y descubran nuevas perspectivas sobre diversos temas. La disposición de las y los jóvenes a asomarse a las lecturas de integrantes más pequeños ha estimulado una relación intergeneracional. Escribir y leer son puentes para conocerse, dialogar y pensar sobre su entorno.
Mirar, leer, jugar, escribir o bordar son actividades que parten de un mismo objetivo en el Semillero Creativo de Literatura creativa y Mediación de lectura en Pachuca: disfrutar y compartir de la experiencia que ofrece encontrar sonidos, palabras, personajes, tonos o tramas que permiten observar el mundo de manera distinta.