Aprendizajes que transforman el entorno: Convite cultural en el Palacio de Cultura de Tlaxcala
En 2021, al Convite cultural Nuestro jardín vivo del Palacio de Cultura de Tlaxcala, sede de la Secretaría de Cultura federal, llegó una variedad de personas vinculadas a las prácticas agroecológicas; medicina tradicional y herbolaria; permacultura; gastronomía tradicional y soberanía alimentaria.
El arraigo de este espacio cultural en la vida comunitaria y las memorias de este lugar como antiguo colegio de bachilleres despertaron un amplio interés en la gente, a pesar de que aún continuaba la pandemia por COVID-19. Reactivar una sección del jardín del Palacio de Cultura significaba, por un lado, explorar nuevas formas de encontrarse luego del confinamiento y, por otro, una oportunidad para profundizar en inquietudes relativas al cuidado de la tierra, la siembra, la cosecha, o la preparación de alimentos y productos.
Al mismo tiempo que algunas participantes del Convite compartían sus saberes sobre las plantas medicinales y otras aprendían a cultivarlas, actividades como preparar alimentos, jugar, hacer presentaciones de teatro, o formar círculos de diálogo abrieron conversaciones profundas sobre la transformación de los hábitos alimenticios a través del tiempo y sus impactos en la salud.
A partir de estas reflexiones, paralelamente al Convite, quienes asistían crearon la iniciativa de un mercadito alternativo: un espacio en la explanada del Palacio de Cultura donde se pudieran compartir productos, y que invitaba al consumo consciente. De esta manera, conocer el origen de ciertos alimentos era más accesible; la acción tuvo tal impacto que aún continúa vigente.
Para dar continuidad a estos temas en 2022, el Convite Arte, tierra y comunidad reflexionó, y llevó a cabo, el proceso de la milpa; las jornadas de encuentro corresponderían al ciclo agrícola. Antes de preparar el lugar, dos ingenieras agrónomas explicaron la creación y el uso de biofertilizantes. Así, quienes se dedican a la siembra, pusieron en práctica una opción más sustentable, redituable y amigable para el medio ambiente.
En las jardineras del Palacio de Cultura, el Convite ponía en práctica cómo remover la tierra y alimentarla; cómo preparar y seleccionar las mejores semillas; y cómo decidir el momento para poner el biofertilizante.
Las tardes de espera en la pequeña parcela también fueron ocasiones para entender el cuidado del jardín: durante algunos días, las personas del Convite escucharon sobre la polinización, de forma que aprendieron a reconocer a los polinizadores de la zona: diversas abejas o mariposas de las cuales guardaron registros.
Aunque el jardín no permitía una gran cosecha, la temporada de septiembre dio sus frutos y en el Convite pudieron comer los elotes que, con tanto esmero, habían cultivado. Entender en una de las sesiones el proceso de la transformación del maíz para hacer tortilla fue todo un acontecimiento donde, incluso, las barreras culturales y de género se rompieron. Tanto hombres como mujeres de campo o de ciudad tuvieron que aprender el proceso de nixtamalización para hacer la tortilla que comerían en ese momento.
Alimentarse con aquello que sus propias manos habían sembrado dejó una huella entre las personas de la capital que no estaban relacionadas con el proceso de la milpa. Las formas de entender los hábitos de consumo o las formas de desechar el material orgánico de manera cotidiana también habían cambiado.
La cultura de la medicina tradicional, la alimentación y la milpa fertilizaron las conversaciones para ampliar los conocimientos sobre aquello que se puede hacer con lo que brinda la tierra. En la emisión de 2023, en el Convite cultural Semillas para la vida, quienes habían sembrado diversas plantas y flores aprendieron a transformarlas en aceites, jabones o shampoo, entre otros productos naturales.
A distancia, unas y otros integrantes del Convite enviaban fotografías que documentaban este proceso de crecimiento y transformación en los jardines de su casa; y se organizaban para los trabajos de limpieza y mantenimiento del jardín colectivo en el Palacio de Cultura.
El cuidado del terruño derivó, de manera natural, en una nueva emisión del Convite donde, lo que se pretende es abordar los vínculos que unen a la naturaleza, la cultura y el arte de la comunidad. Los lenguajes creativos de prácticas tradicionales, las artes aplicadas como los archivos de semillas, la elaboración de adobes, el bordado y los saberes sobre el entorno natural son parte de las actividades que despiertan diversos diálogos entre las y los integrantes que se reúnen por las tardes de lo que va de este año.
Como demuestran las emisiones de este Convite en el Palacio de Cultura de Tlaxcala, la relación con nuestro entorno puede modificarse a partir de pequeñas acciones que implican desde preguntarnos de dónde vienen nuestros alimentos hasta aprender algo nuevo como cultivar la tierra para, así, hacer una diferencia significativa.