Entrada: Comenzar a leer: Semillero Creativo de Literatura y Pintura en Morelia, Michoacán
Pie de foto: Semillero Creativo de Literatura y Pintura en Morelia, Michoacán

Comenzar a leer: Semillero Creativo de Literatura y Pintura en Morelia, Michoacán

"Los primeros años de vida son el mejor momento para iniciarse en la lectura", explica María Guadalupe, docente del Semillero Creativo de Literatura y Pintura dirigido a primera infancia en Morelia, Michoacán. Interesarse en los libros es un paso natural cuando cuidadoras y cuidadores han tejido una relación donde la palabra y las historias están presentes en la vida de bebés, niñas y niños pequeños a través de arrullos, canciones, poemas, juegos y narraciones orales. 

Hacerlo en la primera infancia –y de manera grupal como hace el Semillero – invita a desarrollar otro tipo cuidados importantes en esta etapa. En este espacio las familias pueden dialogar entre ellas y encontrar herramientas donde la lectura es una vía más para crear vínculos. Las palabras envuelven tanto a madres y padres, como a sus hijas e hijos: acompañan el descubrimiento del mundo. La soledad –que en ocasiones trae consigo la crianza– se matiza al encontrar un colectivo. Las y los asistentes forman una tribu y descubren los libros dirigidos a primera infancia. En la lectura encuentran formas amorosas y tiernas para transitar por las emociones de bebés recién nacidos, niñas de tres años, o madres primerizas.  

Sentarse a escuchar un poema de María Baranda, hojear libros en formato cartoné, o jugar con Beso, beso de Margaret Wild se convierte en una actividad para estar juntas y juntos. De esta manera, la niñez de primera infancia abraza las historias, los juegos y las imágenes. Con el tiempo se apropia de los libros hasta hacerlos objetos tan importantes como son sus juguetes. Su vocabulario crece y las palabras comunican, pero también sirven para jugar. Las historias que imagina se estructuran, espontáneamente, con inicio, desarrollo y desenlace. Experiencias que muestran los efectos de la lectura en la vida de bebés, niñas, niños pequeños y sus familias. 

Estos acercamientos contrastan con algunos espacios en el sistema escolarizado donde se lee por obligación o porque "sirve para algo". Frente a esta visión utilitaria de la lectura, el Semillero Creativo de Literatura y Pintura se erige como un lugar donde lo más importante es despertar el deseo por leer. Para algunas familias, asistir a este espacio invita a retomar un hábito olvidado; para otras, se trata de una experiencia en la que también descubren, por primera vez, el placer por la lectura. Con el tiempo, se vuelve natural tener libros al alcance de bebés, niñas y niños para dejar que los exploren con libertad y jueguen con las imágenes que ofrecen. La palabra y el amor por los relatos se convierten en algo cotidiano. 

Pero ¿cómo se desarrolla una sesión en el Semillero?

Al iniciar las actividades se abre un espacio donde niñas y niños eligen los libros que quieren escuchar en la voz de sus acompañantes. Algunas pequeñas escogen de 1 a 6 libros; otros niños se obsesionan durante semanas con una sola lectura; algunas madres prefieren leer a sus bebés poemas de autores que escriben sobre la infancia. Posteriormente, realizan un ejercicio colectivo: quienes asisten escuchan la lectura en voz alta que la docente del Semillero ha seleccionado previamente. Las temáticas son las que se proponen de manera nacional a los Semilleros de todo el país, pero los libros cambian según la etapa de desarrollo. 

En los grupos, divididos por años, los tiempos de atención varían. Por ejemplo, niñas y niños de 5 a 6 años pueden escuchar un mayor número de relatos o historias más largas. Para complementar esta actividad se realizan ejercicios y exploraciones con pintura. Finalmente, la sesión cierra con una lectura entre acompañantes y niñez de primera infancia. En más de una ocasión, enfatiza María Guadalupe, es necesario recordar la hora de salida porque nadie quiere irse.

La necesidad de un espacio como este es evidente para quienes asisten al Semillero desde mayo del año pasado. La presencia de estas actividades también hace visible otra realidad: los lugares diseñados para la recreación en la primera infancia son pocos, y los prejuicios sobre la lectura en esta etapa, muchos. Es común, explica María Guadalupe, encontrar personas que piensan que bebés, niñas y niños pequeños "entienden poco". O descubrir que hay quienes nunca se han preguntado si el acercamiento a los libros en esta etapa es importante.

Más allá del deseo de formar lectoras y lectores a futuro, aquello que logra la mediación de la lectura en la primera infancia es ofrecer a niños y niños pequeños otra relación con los libros que no se sostiene en el deber. Las palabras, las canciones, los poemas, los libros pretenden recordar que la lectura puede ser gozosa y estrecha vínculos entre familias y sociedad: tal como lo vive diariamente el Semillero Creativo de Literatura y Pintura en Morelia, Michoacán.