Convites culturales
Doscientas cincuenta personas se reúnen en una cancha de básquetbol mejor conocida por la comunidad como el “auditorio” en la isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán. Es martes y las y los asistentes, hablantes de p'urhé, observan desde las gradas la obra Tick Tuck, corazón mecánico que aborda temas como la identidad. Así comienza la primera jornada del Convite cultural Kaxumbekua ka Jarhuaspekua, Convivencia y Reciprocidad que propone actividades en torno a prácticas tradicionales como tejido, juegos y oficios que permitan fortalecer el sentido de comunidad y memoria colectiva.
En la colonia Maya, al sur de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se escucha en el salón de usos múltiples construido sobre la montaña al Colectivo Jarocho San Cris que improvisa lo siguiente: “Miradas desde la montaña que alegran el corazón/ Me nace la inspiración y mi corazón no se engaña/ La Maya es comunidad y resistencia/ Ejercitando la conciencia/ Ejercitando la solidaridad/ Y así me vengo a probar/ Mi verso no se vende/ El agua se defiende contra todo capital”. Esta colonia, conocida como La Maya, sostiene un proceso de organización de defensa del territorio desde el 2016 y es el lugar donde se realiza el Convite Miradas desde la montaña.
En Huentitán, un territorio que se encuentra al norte de Guadalajara y está rodeado por la barranca, el Convite Del nido a la parvada trabaja en el andador de Volcán Babuyán: un tramo que conecta con espacios importantes para la comunidad. A pesar de ser una zona donde mucha gente transita, suele percibirse como un lugar inseguro. Salir del nido para reunirse en parvada es la metáfora que utilizan para recuperar el espacio público e invitar a la reunión colectiva luego del confinamiento del 2020.
En esencia, un Convite cultural es una convivencia de expresiones y prácticas artísticas y culturales que responden a nuestro derecho de participar en la vida cultural. Como se ha señalado anteriormente, esto adquiere una dimensión distinta cuando se hace desde un enfoque comunitario. Lo que podría ser una cartelera diseñada desde una sola forma de concebir el arte y la cultura, adquiere una diversidad insospechada, gracias al trabajo de promotores y agentes culturales que se encuentran en cada localidad.
Los Convites se articulan a partir de un diagnóstico participativo y una investigación sobre el contexto, previos a la programación. Ese es el punto de partida para definir las acciones que se realizarán dentro de una comunidad -a lo largo del año, una vez a la semana, durante dos horas- y que tienen como centro el disfrute: la sensación de que el espacio público, el arte y la cultura les pertenecen a las comunidades.
Es así como la propuesta intercultural del Convite Kaxumbekua ka Jarhuaspekua, Convivencia y Reciprocidad reúne a hablantes del español y p'urhé en un círculo de diálogo en torno a los juegos y prácticas tradicionales. Niñas, niños y jóvenes se entregan por completo a explorar el Uárhukua: el tradicional juego de pelota p'urhépecha; y el Témbeni lumu o Quince: un juego de destreza mental donde se utilizan palillos y que hace referencia al universo p'urhépecha, a las cosechas y los augurios del año.
En Miradas desde la montaña, habitantes de la colonia Maya recorren la montaña contando historias sobre los guardianes de los cerros y buscan en el paisaje algo nuevo sobre lo que puedan reflexionar. Exploran la cotidianidad en que vive la colonia a través del lenguaje audiovisual y abordan nuevas formas de pensar la resistencia, la identidad cultural y territorial a través del lenguaje literario.
En Del nido a la parvada las personas elaboran un mapa de la colonia donde, en colectivo, reconocen edificios, espacios y lugares de Huentitán. Luego abren un diálogo sobre la pintura y los procesos de abstracción: cada asistente elabora su propio mapa abstracto del lugar. Sobre una mesa se observan alrededor de cuarenta pinturas que reflejan distintas perspectivas de un mismo espacio en común.
Las y los asistentes a las jornadas del Convite cultural participan en la vida cultural uniéndose a círculos de reflexión donde sus palabras son lo más importante. Observan proyecciones audiovisuales que fomentan una mirada crítica, y reflexionan colectivamente sobre aquello que acontece en su territorio. De manera activa reconocen en cada sesión su propia agencia dentro de la comunidad.
El acceso y la participación en la vida cultural desde esta perspectiva permite ser un puente entre diversas formas de organización y miradas del mundo como en Kaxumbekua ka Jarhuaspekua, Convivencia y Reciprocidad; aprender de procesos en comunidades que tienen trayectorias de organización como la colonia Maya en Miradas desde la montaña o abonar a la construcción de paz a partir de la recuperación del espacio público como en Del nido a la parvada.
El derecho al ocio y a la recreación se experimenta en cada lugar de forma distinta. Y, en cada sesión, se va construyendo un sentido de pertenencia al Convite. Al término de las jornadas programadas, las y los participantes muestran lo que han construido a través de exposiciones, presentaciones escénicas, acciones colectivas o recorridos en el espacio público.
Los Convites culturales son el resultado de un esfuerzo por repensar el acceso al arte y la cultura donde, sobre todo, hay una especial atención a los lugares más vulnerables o marginados para el país. Atendiendo así una participación diversa y activa al alcance de todas y todos.