El compromiso de cuidar del entorno: Semilleros Creativos en Ocoyoacac y Naucalpan de Juárez, Estado de México
Recientemente, niñas, niños y jóvenes del Semillero Creativo de Artes visuales en Ocoyoacac presenciaron una oleada de incendios forestales en Tepexoyuca y Texcalpa, ejidos que forman parte del municipio. El evento provocó la tristeza de la niñez y juventudes que forman parte del Semillero y que, desde 2023, han centrado gran parte de sus reflexiones en la protección del medio ambiente, pues, la creciente urbanización de su territorio supone una amenaza para un lugar que aun goza de manantiales, bosques y valles.
La concientización sobre los cinco pueblos originarios de Ocoyoacac; las jornadas de limpieza; la creación de un herbario con plantas medicinales que crecen en su entorno; las caminatas en espacios públicos importantes como el mercado; entre otras labores; son ejercicios que niñas, niños y jóvenes de este Semillero realizan para reconocer y aproximarse a los lugares que habitan.
La niñez y las juventudes del Semillero Creativo de Artes visuales en Ocoyoacac han asumido su agencia y responsabilidad en el cuidado de su entorno, motivadas por actividades que han despertado su sentido de identidad y pertenencia a la comunidad. Aunque los incendios en las poblaciones cercanas fueron graves, esta no era la primera vez en que niñas, niños y jóvenes se enfrentaban a realidades ocasionadas, en gran medida, por la actividad humana y el cambio climático. Meses atrás, al organizarse para realizar una jornada de limpieza y la visita a unas cascadas del municipio, el Semillero había descubierto que la recolección de basura sumaba alrededor de 300 kilos y que los cuerpos de agua estaban secos.
Ante este horizonte que podría parecer irreversible, mantuvieron una posición firme: había que insistir en las acciones cotidianas para cuidar del mundo. Por ejemplo, reflexionar en los hábitos de consumo para generar menos basura, principalmente, reducir el uso de plásticos; aprender sobre cómo captar el agua de lluvia y reutilizarla; concientizar sobre el daño que causa arrojar basura al río; promover el uso de energías renovables como paneles solares; y apagar los electrodomésticos cuando no se usen. Recomendaciones que, además, había que promover en todos los espacios posibles: en sus escuelas, entre sus familias, vecinas y personas de la comunidad.
Fue en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, y con el objetivo de reforzar la esperanza y convicción del Semillero Creativo en Ocoyoacac en la defensa del medio ambiente, que la docente planeó la visita al campamento Deni: un espacio seguro en San Pedro Atlapulco donde niñas, niños y jóvenes —en compañía de sus familias— podrían visitar el bosque para contemplarlo y comprender más sobre su protección.
A esta actividad se sumó el Semillero Creativo de Fotografía en Naucalpan de Juárez, Estado de México, un espacio cuyo contexto vive las tensiones de la urbe y la inseguridad, y en el cual, la contaminación ambiental, visual y auditiva es parte de la cotidianidad. Así como el Semillero de Ocoyoacac, las niñas, niños y jóvenes de Naucalpan han abordado su preocupación sobre el mundo a través de jornadas de limpieza; fotografías de animales y especies que llaman su atención; cortometrajes; y la creación y el cuidado de un jardín en la sede de su Semillero.
El resultado de este encuentro en el campamento Deni fue la interacción de alrededor de ochenta personas: madres y padres de familia; niñas, niños y jóvenes de los Semilleros Creativos en Ocoyoacac y Naucalpan; enlaces del programa; docentes y promotoras de otros Semilleros del Estado de México. En suma, toda una comunidad dispuesta a adentrarse en el bosque y proponer alternativas de cambio para los momentos que vivimos actualmente.
Allí, intercambiaron alimentos y experiencias sobre el contexto en el que viven. De esta manera, a pesar de los contrastes, reconocieron un objetivo en común: hacer conciencia sobre las acciones que pueden transformar el presente.
Durante el campamento acordaron respetar cualquier tipo de vida que encontraran en el bosque: tanto insectos como plantas; contemplar la naturaleza; desconectarse de los teléfonos celulares; y escucharse entre sí. La oportunidad de encontrarse en un lugar sin contaminación auditiva, visual y atmosférica puso en valor los esfuerzos que realizan cotidianamente y, también, la urgencia por conservar espacios como ese y que cada vez son menos.
Para ambos Semilleros el campamento fue todo un acontecimiento en el que, incluso, sintieron la respuesta del bosque con el viento. Fue también una oportunidad para celebrar el Día de la Niñez Mexicana, y alentar a las nuevas generaciones a insistir en los esfuerzos para cuidar del mundo.
Aunque niñez y juventudes de estos Semilleros son conscientes de que hay una serie de intereses económicos y políticos que dificultan la protección del medio ambiente a nivel mundial, sembrar alternativas y creer en la agencia de las nuevas generaciones fortalece otras maneras de enfrentar nuestro presente. Apostar por acciones que nos devuelvan la esperanza en el futuro puede contrarrestar una sensibilidad actual en la que el cambio climático parece paralizarnos.