Entrada: Tres postales sobre espacios en los que hacemos Cultura Comunitaria
Pie de foto: Semillero Creativo de Dibujo, Pintura, Grabado y Modelado en Tepeapulco.

Tres postales sobre espacios en los que hacemos Cultura Comunitaria

En Cultura Comunitaria creamos comunidad en cualquier espacio: la biblioteca pública del municipio, la cancha de básquetbol en el centro del pueblo, o el parque de la localidad.

¿Cómo son esos lugares? ¿Qué historias cuentan? ¿Qué emociones o sensaciones despiertan? Te compartimos algunas de estas impresiones desde la pluma y la voz de quienes forman parte del programa.

 


Semillero Creativo de Dibujo, Pintura, Grabado y Modelado en Tepeapulco, Hidalgo

Existen muchos caminos para llegar al Semillero: unos más bulliciosos y otros más en la cercanía y calma de los cerros. Con ciudades industriales tan cerca como Apán y Sahagún, la afluencia de carros y gente es constante en momentos, sin embargo, Tepeapulco siempre transmite esa sensación de serenidad mezclada con una historia muy antigua.

Si vienes de Sahagún, encontrarás escuelas, comercios, tiendas departamentales, entre otros servicios, por lo cual, la pequeña avenida siempre estará transitada y llena de gente hasta llegar al cementerio donde, mágicamente, sentirás esa tranquilidad que ni los carros pretenden perturbar, pues, cosa muy extraña, el claxon aquí no es un recurso para nada común. Sin embargo, las bocinas reventadas con música regional sí se escuchan desde el ocaso hasta el anochecer.

En caso de que vengas por Apán, encontrarás un paisaje muy contrario donde las llanuras y sembradíos se extienden entre los comercios dispersos de tienditas, refaccionarias y antojerías; los carros ahora están acompañados por maquinaria pesada para la siembra.

Si vienes de las orillas, pegadas a la zona arqueológica, el Xihuingo, verás extensos parajes de llanos, sembradíos y vegetación desértica. Encontrarás lugares de religión y el rastro municipal, pero poca cantidad de gente hasta llegar a la gasolinera. Esta se encuentra enfrente al mercado que, durante toda la semana, se mantiene modesto y en calma. Pero los lunes, día de plaza, muchos comerciantes de las comunidades vienen a vender su producto fresco y variado. Aún podrás encontrar quelites, setas, jiotes, gualumbo, variedad de maíz, hojas de aroma, entre muchas cosas más.

Todos los caminos al final se encuentran en el núcleo central de Tepeapulco donde está la plaza principal, el edifico de gobierno, la iglesia y la primaria más grande del municipio. A dos cuadras, se encuentra el Semillero, en las inmediaciones de la Casa de arte y cultura regional donde, al entrar, te recibe el pequeño museo regional. Ahí puedes ver un acervo modesto de piezas arqueológicas encontradas en la zona, junto con un archivo de consulta que maneja el cronista e historiador del lugar.

Después de subir las escaleras, a la derecha, verás el banner cuyo texto dice: Semillero Creativo; este recibe a los asistentes nuevos para que no se pierdan, ya que el edificio alberga otras actividades: una biblioteca, un taller de cartonería, baile tradicional y urbano e, inclusive, un módulo de atención al adulto mayor.

El Semillero es un lugar pequeño para la gran cantidad de asistentes, pero nos hacemos caber como un gran nido de aves. En cuanto comienzan las actividades, los saludos, abrazos, el primer chisme de la hora y la primera bolsa de chucherías que se abre, los materiales se colocan en la gran mesa central que mantiene al grupo interactuando junto. Antes de concluir, niñas y niños recorren el lugar entre gritos, juegos y risas, mientras los adolescentes sentados en las bancas del patio se actualizan sobre los nuevos pretendientes o el aspecto más de moda.

Ya en el ocaso, cerramos este hermoso lugar donde, durante cinco años, ha visto ir, venir y quedarse tantas risas, alegrías, aprendizajes, llantos, enojos y sueños que se abarrotan en dibujos, pinturas o grabados sobre paredes, estantes, mesas y cualquier otro rincón. Pero eso sí: siempre dispuesto a esperarnos y recibirnos otro día más.

Omar Navia Herrera, promotor

 


Convite cultural Ritmos y compases de Vergel en Mérida, Yucatán

Son las 4:50 de la tarde. Vergel es un lugar con el clima vulnerable: hay largos caminos con mucho cemento, pero igual caminos llenos de árboles y aire. El Centro de Desarrollo Integral, CDI, donde realizamos el Convite, pareciera, en un principio, un lugar abandonado: está en la esquina. Parecería que a esa hora no se asomaría ningún alma. En serio hace calor, pero al entrar escuchas la jarana de fondo: mujeres, niñas y niños bailando al tono de la música; los olores de la clase de cocina; y más al fondo, en el pasillo abierto, se encuentra el Convite.

Parecería que todos los jueves vamos a la fiesta: mesas colocadas, pinturas en las manos de las niñas y niños quienes corren y juegan, y al fondo, mamás y abuelas bailando con tonos latinos entre risas y gritos. Luego, luego, algún albur al flote. Si ves de lejos, ahí hay una fiesta.

Anahí Alonzo, promotora

 

Semillero Creativo Orquesta Sinfónica Comunitaria Vasco de Quiroga, en Pátzcuaro, Michoacán

Raymundo es mi compañero y viene de una comunidad cercana de la población de Tzurumutaro. Para llegar hasta el Semillero, necesita tomar algunos transportes que lo llevaran al destino; esto sin pasar desapercibidos algunos paisajes, por ejemplo, la riviera del lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio.

El atardecer choca con el sol y con el lago, y un semblante verde de árboles se intensifican al llegar a la comunidad. Él baja por la avenida principal donde está un fresco pozo de agua del cual se abastece la mayoría de la comunidad, y pasa por las tiendas donde venden esquite, elote y distintos platillos al estilo del lugar, listos para degustar en una tarde con amigos. Después, continúa y se topa con la plaza o quiosco principal de Tzurumutaro donde la gente converge en festividades religiosas y sociales. Al fondo, se encuentra la iglesia principal, donde la comunidad muestra su fe y devoción. Al final, después de cruzar esta pequeña parte de historia del pueblo de Tzurumutaro, llega al Semillero  Creativo: base del ensamble de metales de la Orquesta Vasco de Quiroga, para iniciar sus  clases y convivir con niños y niñas… siempre tan elocuente y curioso el buen Raymundo.

Yo me llamo Zoé, y después de ir a mi escuela primaria, como y hago mi tarea para ir a clases de música. El lugar se encuentra dentro de la jefatura de tenencia del municipio. Las puertas siempre están abiertas porque también hay espacios para la escuela de cocina y escuela para el trabajo. Más adentro, se pueden ver los distintos talleres o cursos que proporcionan las autoridades de la comunidad: hay taller de matemáticas, de costura, español, entre otras. Al fondo, y en otros rincones, están las aulas de música donde imparten corno francés, trombón.

La mía es el aula de trompeta, donde el maestro Javier nos dice cómo tocarla. Antes de llegar al salón, tenemos que pasar un pequeño patio, el cual tiene una fuente con una aguadora de cantera: es muy bonita.  Nos gusta dar vueltas y correr con los demás niños del Semillero.

Me gusta ir ahí porque convivo con otros niños y otras niñas de mi edad, aprendemos actividades divertidas y mucha música. Cuando salimos a recreo, me junto con Sara y Vanessa; a veces jugamos futbol con los niños, pero preferimos jugar a los quemados.

A veces hay muchas avispas rojas gigantes que hacen su nido en los techos de madera de todo el lugar. Me dan miedo cuando se acercan mucho a mí, por fortuna, nunca me han picado. Vanessa no corrió con la misma suerte, pero ella es muy valiente: se aguantó y no lloro con la picadura.

El lugar es muy grande. Hay pasto, y han llevado caballos a que lo corten y se lo coman.  Además, hay distintos lugares donde puedo sentarme en la sombra y platicar con mis amigos. Siempre trato de llegar antes que mi maestro, me gusta ser puntual. Muchas veces, soy la primerita de todo el grupo. Tengo un hermano que también está en la agrupación; él se llama Karim y toca el barítono. Mis papás nos apoyan mucho, siempre están al pendiente de todo lo que necesitamos aquí.*

Javier Abrego Chacón, docente

*Ficción basada en niñas y niños del Semillero Creativo Orquesta Sinfónica Comunitaria Vasco de Quiroga