Florecer comunitariamente: Semillero Creativo de Teatro y Lengua en Zimapán, Hidalgo
Este año, niñas, niños y jóvenes se han presentado en magnos eventos estatales como parte del Festival Tengo un sueño 2024, resultado de un proceso en el cual han crecido artística, personal y colectivamente desde la aparición de Semilleros Creativos en 2019. Con la frase “es tiempo de florecer” aludimos a las diversas transformaciones que niñez y juventudes han tenido junto con sus comunidades. Los procesos en el territorio y en los Semilleros son tan vastos y singulares que sería necesario detenerse en cada historia para mirar lo cosechado después de varios años.
Así, el pasado 11 de agosto, durante el evento biestatal Tengo un sueño Hidalgo y Querétaro, en el Teatro de la Ciudad de San Francisco en Pachuca de Soto se presentó Hormigas de aguamiel: una obra creada por el Semillero Creativo de Teatro y Lengua en Zimapán, Hidalgo, la cual fue el resultado de una Huella comunitaria de 2023.
En ese tiempo, niñas, niños y jóvenes del Semillero observaron el maguey que estaba en el centro del parque y se preguntaron sobre su significado y relevancia en la cultura otomí, a la cual pertenecen. Después, realizaron jornadas de limpieza y rehabilitación del parque El caracol —único espacio recreativo en la zona que, prácticamente, estaba olvidado— para presentar una obra de teatro a partir de lo que investigaron sobre el maguey, e invitaron a grupos locales de la comunidad a compartir las acciones que realizan en beneficio del entorno con el público que había asistido. Desde entonces, Hormigas de aguamiel se ha presentado en diversos espacios y, en cada ocasión niñas, niños y jóvenes integran nuevas ideas que han transformado la obra a lo largo del tiempo.
Sería ingenuo pensar que el alcance e incidencia del Semillero de Teatro y Lengua en Zimapán, como en el resto de los Semilleros, sucede una vez al año durante Tengo un sueño; durante todo este tiempo, además del teatro, la escritura, el bordado, la música y las artes visuales son parte de sus exploraciones creativas las cuales han funcionado como herramientas para relacionarse con la comunidad y transmitir sus ideas: la preocupación por el medio ambiente, la revitalización del hñähñú, el respeto a la diferencia y la diversidad, la relación con los pueblos indígenas de la región, el reconocimiento a su herencia cultural, entre otros temas.
La libertad de sus cuerpos, la expresividad de sus voces y su capacidad interpretativa son conquistas cuyo objetivo es aún más grande: el de revitalizar la lengua hñähñú que dejó de transmitirse por causa de la discriminación a sus hablantes y recuperar, junto con la comunidad, diversas expresiones culturales. Ejemplos de esto son la Ceremonia del Fuego Nuevo, que se retomó por iniciativa del Semillero; la celebración del Día de Muertos como una actividad comunitaria; y la recopilación de mitos y leyendas de la cosmovisión otomí. El teatro, explica el docente Saúl Rodríguez Gutiérrez, es una herramienta más que abrazan con disciplina y entrega para trasmitir elementos que forman su identidad.
En 2023, por ejemplo, para conmemorar el Día Nacional del Maíz, niñas, niños y jóvenes del Semillero imaginaron cómo nació este grano, y a partir de este ejercicio, escribieron, grabaron e interpretaron una historia titulada
Dëthatl, el dios del maíz, en la cual, su expresión vocal, el manejo de títeres, el uso de la lengua hñähñú y la reflexión sobre la diversidad del maíz se integran de manera sensible y lúdica.
A partir del diálogo colectivo, niñas, niños y jóvenes del Semillero han creado diferentes propuestas entre las que se encuentra grabar cápsulas semanales para compartir saberes sobre hñähñú: un proceso muy parecido al que tuvieron para acercarse a la lengua, pues, al principio comenzaron con el aprendizaje de palabras para luego adentrarse en un conocimiento más profundo, de la mano de su promotora Juana Sánchez Trejo.
También, llevaron al preescolar de la localidad la obra Monólogos de la naturaleza: herederos de sabiduría, la cual exploró la flora y la fauna locales. Al término de la representación, niñez y juventudes del Semillero dieron un taller para compartir algunas palabras en hñähñú para nombrar animales y plantas de su entorno, y de esta manera, compartir el orgullo por conocerla y hablarla.
Al vivir en una región tan pequeña como la de Aguas Blancas —de apenas 374 habitantes, aproximadamente— el Semillero ha integrado a localidades vecinas en sus iniciativas. El Día de la Música Mexicana, por ejemplo, invitó a don Aurelio y don Roberto —músicos del pueblo— para conversar y compartir anécdotas sobre su vida en ese arte. En este espacio, niñas, niños y jóvenes han demostrado ser un grupo sólido y unido que tiene un fuerte arraigo comunitario gracias a la respuesta y entusiasmo de la gente que colabora con sus propuestas.
Para quienes han conocido al Semillero de Teatro y Lengua en Zimapán a través de sus puestas en escena, de sus participaciones en el programa de radio Xecarh, la voz del pueblo hñähñú, o de sus redes sociales es evidente que el desarrollo artístico puede ir de la mano con el fortalecimiento comunitario. Su participación en el Festival Tengo un sueño 2024 fue una oportunidad para mostrar, fuera de la localidad, el talento y el entusiasmo que cultivan día con día. Saber que su entrega sobre la escena es proporcional a su incidencia en la comunidad es parte de un tejido invisible que, finalmente, está en todo lo que hacen y proponen.