Gráfica Canera: Miradas que se transforman
“Ingresamos al taller sin siquiera saber dibujar una ‘O’ redonda. Cuando el profesor nos dijo cómo aprender a dibujar lo hizo basado en nuestro entendimiento. No era un dibujo estético. Él nos decía: dibujen un rostro según su perspectiva. Siempre nos dijo que no había que ver lo que teníamos enfrente, sino una perspectiva diferente.”
Este es parte del testimonio de Gloria durante la inauguración de “Tinta, arcanos y ángeles: Trazando el destino del encierro” en el Museo Nacional de Culturas Populares en 2023. Exposición que muestra parte del trabajo realizado en el Taller de Gráfica Canera en los Centros de Reinserción Social Femenil y Varonil (CP2 Y CPI), en Querétaro.
Por propuesta de Andrés Huitrón, coordinador y docente de Gráfica Canera, las mujeres del taller asumen la figura del ángel caído como una metáfora sobre cómo son expulsadas de la sociedad al entrar a la cárcel y lo abordan de diferentes maneras. Unas dolorosas, otras esperanzadoras como en el texto de Rosalía: “(…) Las tinieblas ya no te asustan, porque has encontrado la luz que llevas dentro e irradia todo tu ser”.
Gloria, es una de las mujeres liberadas que presenta sus grabados en esta exposición. Aunque ha adquirido bastantes conocimientos técnicos y sabe explicar a detalle el proceso de xilografía, insiste, sobre todo, en que la importancia del Taller de Gráfica Canera va más allá del oficio: “El punto era asistir y poder colaborar con nuestros pensamientos y nuestras ideas.”
Cuando se le pregunta sobre el sentido de esta exposición responde: “Expresamos un lado que no queremos ver… La sociedad nos marca. [Esta es] una oportunidad de expresar nuestros puntos de vista, nuestros anhelos. En mi grabado quise decir que cuando se nos da una oportunidad, vemos a un ángel que llega a rescatarnos”.
Mirabel, otra de las mujeres liberadas que presenta su trabajo, explica la secuencia de tres de sus grabados. Así llegué al taller, dice, y señala el primer cuadro donde aparece un ángel de mirada vacía que, sentado, abraza sus piernas como escondiéndose. Después, muestra los otros dos grabados donde el ángel ha experimentado un cambio y aparece erguido. En ambos se trata de ángeles femeninos de mirada serena y vestidos radiantes. Así es como me siento ahora, enfatiza. Quienes observan las imágenes comprenden que también se trata de un testimonio visual de su experiencia en el taller. Con una sonrisa amplia y orgullosa, Mirabel agradece haber encontrado una herramienta para expresar esa transformación interior.
También en esta ocasión, el Tarot de Marsella ha servido para que los hombres del taller puedan indagar, desde su propia reinterpretación, sobre aquello que le sucede a una persona al entrar a la cárcel. Este proyecto tiene por intención dialogar con los más jóvenes y advertirles sobre las dificultades que se viven en el encierro. Las imágenes son contundentes y los textos que las acompañan transmiten una atmósfera de soledad, violencia y culpa, pero también de sapiencia. Alberto Osornio, en su lectura de "La Rueda de la Fortuna", escribe: “Todos van, todos regresan, la Rueda de la vida siempre gira, todos morimos, todos florecemos nuevamente”.
Exponer los trabajos en el Museo Nacional de Culturas Populares u otros espacios públicos, subraya Andrés Huitrón, invita a modificar la mirada que la sociedad tiene sobre las personas privadas de su libertad. Sin embargo, ese trabajo inicia de adentro hacia afuera.
Todos los días, durante tres horas, el dibujo y el grabado son actividades que atraen otros aprendizajes. “No importa si no sabes dibujar, lo que vamos a hacer es tallar la madera. A lo que se invita es a contar la historia, a que cuenten qué es lo que están viviendo en las cuatro paredes del penal para romper con el estigma de los centros penitenciarios. Saber qué es lo que está sucediendo [adentro] de viva voz de las personas”, señala Andrés.
La gráfica, y en ocasiones la escritura, son vías a través de las cuales hombres y mujeres privados de su libertad exploran, en cada proyecto, algún tema que les permite hablar de cómo se sienten dentro de la cárcel y cuáles son las cosas que desean al salir. Finalmente, explica Andrés, los Centros de Reinserción son lugares de tránsito. Una de las claves para no reincidir en los delitos está en abrazar las actividades que les devuelven a ellos y ellas la dignidad. Esa cualidad que es lo primero que se pierde al ingresar a los Centros.
Este taller, a diferencia de otros, no es obligatorio ni pertenece a las actividades escolarizadas. Es, en todo caso, un espacio al que las y los internos asisten convocados por el deseo de hablar, expresarse y pensar otras formas de mirar su presente y de imaginar su futuro.
Hombres y mujeres que pertenecen al Taller Gráfica Canera demuestran, cada día, con sus dibujos y sus grabados, sus historias y su persistencia a aprender, que este espacio es, como dice Andrés: “una segunda oportunidad ligada al arte y la cultura como un motor liberador”.