Entrada: Mirarlas a todas: las mujeres en la identidad visual de Tengo un sueño 2024
Pie de foto: Semillero Creativo de Pintura en Tzitzio, Michoacán.

Mirarlas a todas: las mujeres en la identidad visual de Tengo un sueño 2024

"Es tiempo de florecer" y "Es tiempo de mujeres" son los lemas que inspiran este año al Magno evento de Cultura Comunitaria Tengo un sueño. La intención es mostrar a toda una generación que florece de manera personal, artística y comunitariamente y que, día con día, construye un presente más equitativo donde el papel de las mujeres es reconocido.

Para acompañar la puesta en escena que abordará las historias de las bisabuelas, abuelas, madres e hijas que han transformado a sus comunidades, más de 1300 niñas, niños y jóvenes artistas de Semilleros Creativos de todo el país intervinieron plásticamente 460 lienzos con formas de pétalos. La escenografía monumental llevada a cabo en colectivo plasma lo que niñez y juventudes piensan sobre el papel que desempeñan las mujeres en sus territorios; guardianas de la naturaleza, herederas de los saberes, cuidadoras de la flora y la fauna son solo algunas de las representaciones que vestirán el escenario del Auditorio Nacional este 30 de octubre.

En este tejido colectivo, niñas, niños y jóvenes también "muestran la riqueza de su individualidad como artistas y como personas, pero al mismo tiempo se sienten parte de una comunidad artística [Semilleros Creativos] que los abraza y de la que forman parte", señala Gala Sánchez-Renero, directora de arte de Tengo un sueño, y encargada de orquestar y trabajar con artistas que crean remotamente desde sus comunidades.

Una actividad en la cual, a la distancia, arropan la representación y se hacen presentes sus puntos de vista, su talento y sus sueños. "Llegamos todas" dice un lienzo pintado por Quetzalli, Citlali y María Isabel Flores García de 7, 9 y 60 años, respectivamente, del Semillero Creativo de Escritura creativa e Ilustración en Casa Marie José y Octavio Paz, Miguel Hidalgo, CDMX. 

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La imagen oficial de Tengo un sueño 2024 representa a diversas niñas y mujeres que visten pétalos en lugar de ropa; sus tonos de piel, que van de los registros oscuros a los claros, ilustran la heterogeneidad que nos rodea al vivir en un territorio tan grande como el nuestro.

La propuesta de Héctor (10 años) —integrante desde el 2022 del Semillero Creativo de Pintura y Escultura en Mexicali, Baja California— fue la seleccionada para ser la imagen oficial de este año. Con sus dibujos quiere transmitir lo que piensa: “todas las mujeres son diferentes y crecen como flores”.

Él está rodeado de muchas de ellas: “mamá, la Vale, mi tía, mi nana y muchas más”; su favorita es su mamá. La ternura con la que se expresa de sus abrazos es un sentimiento que está presente también en niñas, niños y jóvenes que asisten al Semillero. A este espacio —explica la docente Valeria Canchola— llegan hijas e hijos de mujeres que se dedican por completo al hogar o trabajan en las fábricas cercanas a la zona industrial. El papel maternal es tan significativo en sus vidas que muchas niñas y jóvenes desean formar una familia aunque también hay quienes aspiran a otras cosas o han afirmado su vocación a partir de su encuentro con el Semillero.

Tal es el caso de Daniela, una integrante del grupo juvenil que, según explica el promotor Erik Felipe, a pesar de mostrar un gran talento en las artes gráficas no estaba segura de dedicarse a eso. Con el impulso de sus docentes, la joven decidió conversar con personas de la ciudad que trabajan en este ámbito y fue así como decidió estudiar una carrera en el área de las artes: ingeniería en animación y efectos visuales. Hace poco, uno de los profesores de la universidad que mantiene contacto con el Semillero habló sobre la extraordinaria alumna que es Daniela.  

En el grupo juvenil es donde hay un trabajo importante para desmontar las ideas que los varones tienen sobre el dibujo y la pintura como actividades "infantiles" o "femeninas". Algunos de ellos llegan porque, a pesar de estos prejuicios, son curiosos. La oportunidad que ha tenido el Semillero para exponer las obras artísticas de las juventudes en otros lugares como la Ciudad de México, o en el marco de Tengo un sueño en Baja California, ha transformado esta percepción y algo más: les ha mostrado que sus ideas, sentimientos y miradas son tan valiosos que pueden ocupar espacios importantes. Experiencias que, en algunos casos, han sido significativas para jóvenes que tienen problemas con el consumo de sustancias y que, al reconocerse creadores, se descubren otros.

Aunque para la propuesta de Tengo un sueño 2024 fue clara la intención de abordar la perspectiva de género, señala Valeria, es en la cotidianidad donde el tema aparece, principalmente, en las voces del grupo infantil del Semillero. "Hicimos una actividad donde se habló de la cocina: ahí empezaron a hablar de sus mamás y cómo cocinaban. 'Es que las mamás cocinan, pero también pueden cocinar los papás'… y así se van". Las preguntas que surgen a partir de actividades en las cuales aún persisten los estereotipos de género han servido para que la niñez y las juventudes del Semillero cuestionen la pertinencia de esos puntos de vista que separan las actividades como algo "femenino" o "masculino".

Cuando Héctor envió su propuesta para formar parte de la imagen de Tengo un sueño 2024 escribió: "El dibujo muestra que es el momento de las mujeres para florecer, como cuando las flores se abren en primavera. Es una imagen que nos dice que ahora es el tiempo de las mujeres, [todas están] listas para brillar y crecer como las flores en un jardín".

Decir que “es tiempo de florecer, es tiempo de mujeres” implica la responsabilidad en Semilleros Creativos de continuar alentando a niñas y jóvenes para que diversas mujeres puedan tener otras alternativas, además de las que tradicionalmente se les han asignado. Como nos muestra el Semillero Creativo de Pintura y Escultura en Mexicali, Baja California, se trata de una perspectiva que debe cultivarse en todo momento junto con las niñas, los niños, las jóvenes y los jóvenes hasta que, un día, no haya actividades, trabajos o experiencias determinadas por el género.