Entrada: La imagen en Tengo un sueño 2023
Pie de foto: Semillero Creativo de Ilustración en Zongolica, Veracruz.

La imagen en Tengo un sueño 2023

"La verdad, no esperaba un buen resultado. Apenas hice el boceto, las ideas comenzaron a surgir. La verdad, ni yo mismo lo sabía; simplemente, las ideas empezaron a fluir. Me puse a trabajar en ellas, viendo cómo combinarlas, cómo usarlas, y al final resultó el dibujo".

Este es el testimonio de Mateo, de 8 años, sobre el proceso de creación de una de las imágenes para el Magno Evento de Cultura Comunitaria, Tengo un Sueño 2023. Él, junto con Crismary de 16 años, Donaldo de 19 años, Mitzao de 10 años y Evelyn de 19 años, forman parte del Semillero Creativo de Ilustración en Zongolica, Veracruz. Sus imágenes dieron identidad a este evento que se celebra anualmente en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

En las palabras de Mateo sobre su proceso de creación subyace todo un método de trabajo, ya que en el Semillero de Zongolica no existe el concepto de error. Cada trazo es una oportunidad para crear algo nuevo, y los dibujos, pinturas e ilustraciones pueden construirse a partir de lo que podríamos llamar 'inspiración'. Por otro lado, hay niñas como Crismary que se proponen, en cada sesión, trasladar a la técnica aquello que imaginan previamente.

Ambas formas de trabajo son posibles en el Semillero gracias a la orientación de Cuauhtémoc Cuaquehua Calixto, o como es conocido en el mundo de la ilustración, Cuauhtémoc Wetzka, docente de este espacio. Él guía a cada niña, niño y joven del Semillero a seguir su propio proceso para encontrar su estilo.

"Aquí en el Semillero, puedes ser libre. Haces las cosas como puedas, como tú le veas la forma, la manera, y no precisamente de la forma que alguien te diga", explica Mateo entusiasmado. Cuauhtémoc reconoce que este respeto por sus voces es resultado de años de trabajo junto a niñeces y juventudes y también, de una herencia familiar, pues sus padres también son docentes.

El trabajo de Cuauhtémoc como ilustrador es reconocido internacionalmente; sin embargo, él no habla de eso durante nuestra conversación. Tampoco lo muestra al Semillero. Prefiere mantener una distancia como creador para que las niñas, niños y jóvenes no se predispongan. Por el contrario, prefiere observar y aprender la forma en que ellas y ellos resuelven alguna imagen o incorporan la técnica, escuchar sus diálogos y atender sus inquietudes.

La influencia de Cuauhtémoc se extiende más allá de su labor creativa. Esta sensibilidad y enfoque se reflejan en el Semillero, ubicado en una región mayoritariamente habitada por el pueblo nahua en Zongolica.

Esta comunidad ha sido marginada de las políticas de desarrollo durante años. Sin embargo, esa misma condición ha permitido a sus habitantes crecer en una zona con un vasto paisaje donde la biodiversidad está presente. La relación con la naturaleza es evidente en las imágenes de Tengo un sueño 2023 creadas por Mateo, Crismary, Donaldo, Mitzao y Evelyn; donde el tema de la paz está asociado, en algunos casos, a aquello que les provoca el paisaje de Zongolica: flores, serpientes, colibrís, peces y bosques son algunas de las representaciones que eligieron.

***

"Para ti, ¿qué es la paz?" este fue el punto de partida para que cada uno de ellos y ellas realizara su propuesta visual desde diferentes técnicas como lápices de madera y acuarelables, plumones, grafito y digital.

Para jóvenes del Semillero como Donaldo, el diálogo sobre este tema también permitió continuar una conversación que ha estado presente: el de la mirada del pueblo nahua a la que pertenece. Según explica su docente, muchas niñas, niños y jóvenes nahuas viven un proceso de desidentificación. Sin embargo, el Semillero ha sido un espacio también, para acercarse nuevamente a su identidad indígena desde la curiosidad.

De ahí el interés de Donaldo por utilizar la imagen de la serpiente que, "en diferentes culturas representa la transformación de la vida". En su ilustración, la serpiente rodeada por hojas es la encargada de proteger la paz y la vida. Y aunque entiende que suele asociarse a "algo malo", prefiere reivindicar esa mirada donde también, esta se relaciona con el infinito.

Para Crismary, "la paz es esa tranquilidad que llega al corazón. Esa sensación mezclada de alegría, la libertad y la luz del alma". Sobre aquello que imaginó para su ilustración, profundiza: "Coloqué flores, soles y una mariposa que para mí representan tres sentimientos llegando al corazón." En cada una de sus palabras es evidente el trabajo de reflexión que acompaña su proceso creativo. Aunque ella señala que muchas veces tiene que aprender a ser paciente cuando alguna imagen no resulta como imagina, Cuauhtémoc enfatiza la facilidad que Crismary tiene para adaptarse a diferentes técnicas.

La paciencia, reconoce la joven, es algo que ha aprendido a trabajar en el Semillero y también, las expectativas, pues en ocasiones hay que entender que los resultados no son tal cual los había esperado. Y en otras ocasiones, son superados. Por ejemplo este año, al haber sido elegida para la imagen oficial de Tengo un sueño 2023 cuando al enterarse, lloró de emoción junto a sus padres.

Formar parte de este evento a partir de sus creaciones es un reconocimiento que niños del Semillero como Mateo, tampoco creían posible porque "no es tan grande". Aunque al igual que todos sus compañeros y compañeras ir al Semillero es algo que disfruta y en lo que se esfuerza, pero la idea de que alguno de sus dibujos llegara a tener un alcance nacional resultaba inconcebible.

***

Cada año Cultura Comunitaria realiza Tengo un sueño e involucra a niñas, niños y jóvenes de los diversos Semilleros Creativos del país en la creación de las propuestas visuales. La intención es mostrar el talento y el esfuerzo que ellas y ellos realizan cotidianamente y, además, fortalecer su mirada crítica y los procesos de reflexión de Semilleros.

¿Por qué es importante hablar de la paz? Porque para que niñas, niños y jóvenes estén libres de violencia y para que crezcan en espacios donde la justicia social sea una realidad, uno de los primeros pasos es escuchar sus voces, atender a lo que tienen que decir y hacerlos parte de la transformación de este presente desde diversos espacios. En este caso, los destinados al arte y la cultura.