Resiliencia y reinvención a través de la lente. Esta es la historia del Semillero Creativo de Fotografía y Video en Juchitán
En Juchitán, Oaxaca, hay una gran cantidad de artistas, sin embargo, los espacios culturales son pocos y los lugares de formación en este campo dirigidos a niñas, niños y jóvenes son casi inexistentes. Además, los sismos de septiembre de 2017 destruyeron casi toda la ciudad. Frente a ese panorama, el fotógrafo Francisco Javier Reyna, o Freyna Lucero, como se le conoce en el ámbito profesional, inició un proyecto artístico para la niñez y las juventudes en diversos callejones de la ciudad.
Con el surgimiento de Semilleros Creativos en 2019, la idea de abrir uno en Juchitán motivó a Freyna a reconstruir la casa de su padre y, de esta manera, poder brindar un espacio para recibir a niñas, niños y jóvenes con interés en la fotografía. Madera, láminas y tejas sirvieron para modificar lo que había sido un taller y convertirse en un lugar seguro para recibir a quienes deseaban inscribirse. El inicio de actividades del Semillero Creativo de Fotografía y Video en la Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, se vio marcado por la muerte del artista juchiteco Francisco Toledo, que embargó a toda la comunidad en un luto cultural.
Comenzó así un camino de aprendizaje donde niñas, niños y jóvenes tuvieron la libertad de usar equipo fotográfico profesional y semiprofesional para aprender diferentes técnicas en la construcción de imágenes y, de esta manera, convertirse en creadores y promotores de la cultura. La idea era, y sigue siendo, brindar diversas herramientas artísticas y pensamiento crítico.
Aunque la fotografía comunitaria siempre ha existido en la región, en el Semillero se ha dado un mayor énfasis a la creación de poéticas propias. La teoría sobre la imagen, las historias sobre grandes creadores de la fotografía y su manera de construir imágenes son parte de la cotidianidad en este espacio.
La intención, explica Freyna, es acercar experiencias y conocimientos a una temprana edad, algo que él mismo habría deseado en su formación. Y es así como, por ejemplo, niñas y niños han realizado esfuerzos, junto a sus familias, para comprar su propia cámara y así continuar explorando su identidad y mirada del mundo a través de la lente. Y, por su lado, jóvenes del Semillero han creado su propio colectivo "Guidxi Guie' Stories", con el que buscan insertarse en el ámbito profesional.
Debido a la emergencia sanitaria por covid-19, el Semillero se vio obligado a reformular sus estrategias de enseñanza. A través de tutoriales enviados a las madres y padres de familia por WhatsApp, niñez y juventudes aprendieron y experimentaron con la imagen a partir de lo que había en casa.
Bajo esa dinámica, Valentín, un niño de 13 años que ahora es un joven y continúa siendo parte del Semillero, fotografió a un par de gatos, quienes esperaban el regreso de su dueña recién fallecida. La sensibilidad de todo ese ensayo visual motivó a sus integrantes a explorar a través de imágenes las emociones, los duelos y los efectos de la pandemia ocasionada por la covid-19.
De ese trabajo creativo y uno más sobre fotobordado realizado durante la pandemia, surgieron dos libros: "Guenda: Rastros de luz" y "Abordando la luz: Imágenes a distancia", que fueron editados y publicados por Alas y Raíces posteriormente en el 2022.
"Para mí, la fotografía es lo mejor que hay. Siento que podemos retratar un momento único en el tiempo. Es algo que nunca va a volver a suceder. Son cosas que podemos retratar en el tiempo. A mí me gusta muchísimo recordar: tristeza, alegría, lo que sea… y lo podemos guardar con una fotografía y a nuestro modo", fue parte del testimonio de Valentín sobre el libro.
Karen, otra joven que participó en "Guenda: Retratos de luz", reconoció: "Lo mío es la fotografía y siempre lo he dicho". También ahondó en su propia experiencia donde, con una cámara de celular y jugando con diferentes filtros, pudo realizar toda una serie de fotografías que mostraban lo que sentía en aquella época y cómo esa mirada se ha transformado con los años.
Tanto los sismos de 2017 como la pandemia de 2020, subraya Freyna, fueron crisis que empujaron a construir y sembrar proyectos que pudieran fortalecer a la niñez y juventudes de la ciudad. Y ahora, gracias al esfuerzo de Karina Contreras y Freyna, ese pequeño espacio que servía como punto de reunión del Semillero Creativo de Fotografía se convirtió en el Centro Cultural María Taurina: un lugar que tiene por intención albergar a niños, niñas y jóvenes de la comunidad y mostrar el trabajo de diferentes artistas de la imagen, incluidas la niñez y las juventudes que participan en el Semillero. Esto también ha rebasado las expectativas.
Como alguien que creció en la comunidad, Freyna considera al Semillero como una de las pocas alternativas culturales y artísticas orientadas a la participación infantil y juvenil; un espacio seguro que les aleja de entornos donde prima el adultocentrismo y también de espacios nocivos y violentos. Con el tiempo, explica, niñas, niños y jóvenes fortalecen su autoestima al descubrir que pueden crear y profundizar en sus ideas a través de la fotografía o el video. Ellas y ellos están en contacto con experiencias que ocurren solo al salir de Juchitán por ejemplo, conocer a grandes fotógrafas y fotógrafos; realizar colaboraciones con profesionales de la imagen y presentar sus creaciones en distintos espacios culturales y artísticos. Un cambio, expresa el docente, que no se sabe si es "grande" o "pequeño" pero que, en definitiva, ha transformado a quienes son y han sido parte de este Semillero.