Archivo Vecinal de Documentación en la Unidad Infonavit Iztacalco
El año pasado, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la Dirección General de Vinculación Cultural, en coordinación con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y en el marco del proyecto prioritario Chapultepec, Naturaleza y Cultura dio a conocer a los resultados de la convocatoria Memorias vivas: Apoyo a la gestión y promoción de archivos y museos comunitarios 2022.
Uno de los proyectos seleccionados fue el Archivo Vecinal de Documentación en la Unidad Infonavit Iztacalco, el cual abre una ventana a los sueños del pasado y extiende una invitación a reconstruir el presente.
Esta iniciativa, propuesta por la Organización Vecinal de la Unidad Infonavit Iztacalco (OVUII), pretende fortalecer las redes que se crearon durante la pandemia de COVID-19 donde las y los vecinos brindaron asistencia a personas contagiadas de coronavirus sin redes de apoyo, crearon acciones para incentivar el comercio, realizaron jornadas de limpieza y descubrieron que compartían algo en común: el deseo de transformar la unidad para el bienestar de sus habitantes.
En un espacio que alberga en la actualidad a cerca de veintidós mil personas, encontrar una diversidad de proyectos que buscan fortalecer el tejido social a través de acciones comunitarias representa una esperanza para transformar las dinámicas que han erosionado la paz y la convivencia en este lugar. Las y los dirigentes detrás de estas iniciativas que incluyen ciclos de cine, cursos, eventos deportivos y talleres, pertenecen a distintas secciones de la unidad. La OVUII, más que una organización, destacan, es un colectivo de vecinas y vecinos interesados en proponer diversos proyectos que fomenten la participación ciudadana.
En la dirección web: doc-uii.org, el archivo digital está disponible para recibir testimonios, fotografías y memorias de quienes habitan la unidad. Además, a través de documentos digitalizados y artículos sobre arquitectura y urbanismo, el archivo también rescata la historia fundacional de la Unidad Infonavit Iztacalco. Pero, ¿cuál es esta historia y por qué es relevante compartirla?
Según puede leerse en el Archivo Vecinal de Documentación en la Unidad Infonavit Iztacalco, la construcción de este lugar inició tres meses después de haberse creado el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) en 1972. La creación de esta institución fue una respuesta al derecho de las y los trabajadores a una vivienda digna.
Proyectos como la Unidad Infonavit Iztacalco entendían que la prioridad eran los usuarios y la funcionalidad del espacio habitable. Este enfoque dialogaba con los ideales y las concepciones de la arquitectura a mediados del Siglo XX. En otras palabras, la Unidad Infonavit Iztacalco se trataba de un proyecto heredero de la época modernista en la arquitectura, donde algunas de las características que más destacan como los más de 45 m2 construidos por departamento o el diseño de paisaje integrado al urbanismo y la volumetría del edificio habitacional, siguen estando vigentes y son ejemplos a replicar a pesar de los años.
Dividida en 7 secciones que con el tiempo fueron nombradas por sus habitantes como “células”, la Unidad Infonavit Iztacalco puso a disposición 5,691 viviendas entre lotes unifamiliares, dúplex, y torres multifamiliares con 2 o 4 viviendas por planta. El equipamiento urbano (escuelas, comercios, áreas de recreación y áreas comunes) permitía imaginarla como una pequeña polis que deseaba reunir a diferentes grupos etarios, responder a sus necesidades e incentivar la convivencia.
El gran emblema de la unidad, según puede verse en las fotografías del archivo y en los planos digitalizados, era un extenso lago artificial que funcionó durante algunos años. Luego de los sismos del 79 y el 85, el agua comenzó a escaparse por una grieta y tras el abandono institucional, el lago se secó por completo convirtiéndose solo en una memoria. Según señala el artista y promotor cultural 'Mario Mostro', gestor del archivo, “una herida abierta”, al referirse al lago como un espacio que nunca se pudo recuperar.
Comprender que la Unidad Infonavit Iztacalco fue creada con los mejores propósitos, –observa el agente cultural–, permite que vecinas y vecinos miren desde otra perspectiva ese espacio que se ha transformado durante más de 50 años.
Restaurar la memoria para fomentar la identidad; hablar de los espacios que recuerdan las y los habitantes para recuperarlos afectivamente y reunirse para conversar, son algunas de las posibilidades que abre un proyecto de esta naturaleza. La dificultad aparece en las reticencias que las personas tienen para compartir sus memorias y abrir sus archivos fotográficos. Sin embargo, hay quienes aún se sienten convocadas incluso en las redes sociales de la OVUII y escriben:
“Yo recuerdo que todavía a mi generación le tocó una época bonita, los niños salíamos a jugar y disfrutábamos de espacios bonitos. Recuerdo ‘el monte’ donde aprovechábamos para aventarnos con las bicis, patines o avalanchas. En época de lluvia se hacían micro laguitos en algunas zonas del ex lago y se formaban renacuajos y luego ranas, nos gustaba ir juntarnos y andarnos mojando. O en época de vientos era común salir a volar papalotes en el lago.”
También, como lo muestra uno de los videos de la página web, permite recordar a vecinas y vecinos importantes de la comunidad. Tal es el caso de un testimonio que habla sobre una maestra que impartía clases dentro de la escuela primaria de la unidad y a la que las y los habitantes reconocían por sus iniciativas de transformación para mejorar el entorno.
Las nuevas generaciones señala Erika Hidalgo, promotora de la OVUII, pueden conocer a través de los documentos, fotografías y testimonios una historia que las inspire a recuperar parte de ese pasado donde las relaciones armónicas y el bienestar común era una realidad. El archivo, explica, es una de las acciones que son respuesta al deterioro de la unidad y que permiten la creación de comunidades entre vecinas y vecinos, empezando por involucrar a niñas y niños que habitan este espacio actualmente.
De nutrirse constantemente, este proyecto digital, observa Mario, también podría contribuir a documentar el deterioro de algunos espacios y considerarlos de manera prioritaria para su rehabilitación.
Generar comunidad y sostener redes de organización no es una tarea sencilla. Sobre todo, en lugares donde las relaciones han pasado por los conflictos que genera la convivencia diaria. Sin embargo, comenzar a mirar el lugar donde se vive a partir de una memoria que despierta los recuerdos y los afectos, permite encontrarse desde otro lugar: uno en el que se reconoce que una vivienda digna fue y es posible.